¡LLAMADO A LA REBELIÓN!

Fragmento extraído del boletín anarquista  Alta Tensión #7 (Mayo 2017)


Cuidamos celosamente nuestros huertos sin importarnos que sangren los de los demás. Sin siquiera reconocernos como pares, actuamos por conveniencia y nos comportamos de forma grotesca y rastrera. Calculamos y especulamos con el dinero como si fuéramos ricos, siendo unos muertos de hambre. Verdadera carrera de ratas de voluntades sumisas que solo piensan en disfrutar de la vida a cualquier costo ahora y ya, si es en doce cuotas mejor. ¿En esto consiste la felicidad? ¿Es este el gran logro del sistema? ¿Tan embrutecidos y vencidos estamos que no podemos despegar los ojos del piso?
Reflejo del resentimiento social entre los que tienen poco más, poco menos, con los que no tienen; los que laburan y cobran poco, con los que no laburan y cobran algo; los argentinos con los migrantes y los que ya están instalados con los que recién llegan. Siempre hay un motivo para odiar a los otros. Bajada de línea del Poder, divide y reinaras, que estamos obligados a confrontar. Buscan reclutarnos para su guerra, que no es la nuestra. Preguntamos nuevamente: ¿Quiénes son los verdaderos enemigos? Hay quienes no les importa un carajo el resultado y quienes se aferran con todas sus fuerzas a un empate. Pueden contagiarse y apoyar, o criticar y oponerse con la misma facilidad; no importa, pero a los que se nos vuelve el bicho de la rebelión en nuestras entrañas, les decimos que no estamos equivocados, que si no hacemos quilombo, no conseguimos nada. Siempre es sano rebelarnos contra la autoridad y combatir el Estado, no darles legitimidad a los políticos y no votarlos. Es nuestra arma secreta. El gaucho Antonio Gil y Martin Fierro, dos emblemáticos enemigos de la autoridad, referentes de nuestra cultura popular, gritarían frente a las balas policiales que obedecer no es vivir. “¡Viva la Anarquía!”, gritó Severino Di Giovanni frente al pelotón de fusilamiento. La Anarquía es una idea y un camino, transitado por muchas compañeras y muchos compañeros que, en iniciativas individuales y colectivas, demostramos que no solo es posible, sino que es necesario, vivir sin Estado. A todos ellos y ellas ¡Salud! La vida es una y es corta, y también parece que no hay revancha, entonces volvemos a preguntar: ¿Qué pensamos hacer?

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